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  • jensenpaloma

EL ARTE



Inspirada en la columna que Yalitzia Aparicio publicó como su primera colaboración en el New York Times acerca del arte; consideré relevante plasmar la importancia de ello, en cada cosa que hago y cómo el arte cambio mi vida. En un diccionario muy conocido en la web se denomina al arte como cualquier actividad o producto realizado con una finalidad estética y también comunicativa, mediante la cual se expresan ideas, emociones, y en general, una visión del mundo a través de diversos recursos, como los plásticos, lingüísticos, sonoros, corporales y mixtos. El arte es un componente de la cultura.

Partiendo de este significado, creo que todos en algún momento de nuestras vidas hemos sido participes de una u otra forma del arte en cualquiera de sus expresiones. Cuando estaba en la primaria y el maestro de tercer grado dejaba los libros de matemáticas para tocar su guitarra y cantar, todos los alumnos incluida yo, disfrutábamos de esa parte del día. Era nuestro momento favorito de un día de escuela. Me emocionaba escucharlo cantar, hablar con tanta pasión sobre la música y su guitarra, a la cual trataba como una hija, con nombre y apellido. Recuerdo que disfrutaba mucho de la música; desde ese momento empecé a bailar, a cantar como una loca desquiciada, imitaba a Gloria Trevi, a Fey y a Selena. En esos momentos no me daba cuenta que la música había llegado a mi vida para expresar mis sentimientos, mis vivencias y mis emociones.

En la secundaria el profesor de música nos enseñó a tocar la flauta, en esos años era costoso conseguir una, al principio tenía que pedirla prestada a otros compañeros del salón de al lado; no olvido que pedía prestada la flauta solo a un niño que me gustara o se me hiciera guapo, así, si me comía sus babas no había repulsión. Entraba a la clase feliz de poder tocar desde el himno de la alegría hasta las mañanitas; era tradición tocar en el cumpleaños de mis compañeros.

Desde esos años empecé a disfrutar de uno de los artes más hermosos, la música.

En la preparatoria le di énfasis a las artes plásticas, el repujado, el dibujo y las manualidades. Fue por esos días mi forma placentera de motivarme a ir todos los días al bachillerato, ya más tarde en la Universidad, cambié de rubro al teatro, empecé con pastorelas, escenificaciones y obras de teatro cortas. Mi clase favorita era artes dramáticas, hacíamos el montaje de una obra teatral, una práctica educativa que exponía los valores donde los alumnos dramatizábamos hechos de la vida con un poco de exageración o comedia, esto contribuyó en una experiencia enriquecedora y formativa.

Después de concluir mi educación académica tuve la elección de hacer algo que me apasiono desde niña: el baile, fui bailarina de un grupo de música africana en Mazatlán, Sinaloa; bailábamos en todas partes, de donde no nos sacaran a patadas, desde el malecón hasta en restaurantes elegantes, la danza representaba para mí, una transformación, entregándome a mi ser interior al «yo» que en algún momento había olvidado que existía.

Como dijo Aparicio, el arte tiene un poder transformador en la sociedad. Efectivamente nos renueva, sin importar que recursos utilices para expresar lo que sientes, lo que piensas y tus emociones. Actualmente he encontrado en la redacción mi forma de expresarme, así mismo como lo hago todos los días a través de la radio. Siempre he sido marcada positivamente por las artes en diferentes etapas de mi vida y esta no es la excepción.

Al final del texto la actriz alienta a las personas a no sentirse derrotadas si es que no se encuentran representados en los medios y hace un llamado a exigir que exista esa diversidad en ellos. «Debemos pedir más representación y evitar la simplificación de nuestras culturas o de nuestras preocupaciones», señaló. Más de acuerdo no puedo estar con ella ¿Y tú?

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