Hoy estaría tomando un avión para Oaxaca (México) en compañía de alguien muy especial, celebraríamos mi cumpleaños en las playas de Puerto Escondido, que por ciertos son hermosas; bueno, las he visto en fotos y videos. Así que yo misma escogí el destino.
Esto pasó porque vi una serie que fue grabada en este sitio, me impacto la belleza de este estado. Actualmente vivo en Utah (USA), y he decido viajar a mi México más seguido y explorar sus bellos lugares, paisajes inigualables, además de la fiesta y la comida, pues nada se puede parecer a los sabores de los antojitos mexicanos.
Desde que empiezo a planear un viaje, comienzo a vivirlo; amo buscar los vuelos, el lugar donde nos vamos a hospedar y las actividades que realizaremos, puedo pasar horas viendo páginas o aplicaciones diseñando mi siguiente viaje.
Hacer la maleta es algo divertido, soy de las que busca en aplicaciones como Pinterest, outfits de playa, pues el destino eran las costas de Oaxaca. Y entonces me voy a mi closet a buscar la ropa, desde los zapatos hasta el sombrero.
Siempre digo que voy a viajar ligero, pero eso nunca ocurre, termino llenando la maleta que hasta me tengo que sentar en ella para poder cerrarla. Soy de las que viaja hasta con el perico, me gusta llevar bloqueador solar, pastillas para el dolor de cabeza, enjuague bucal, curitas o kit de primeros auxilios; hasta tengo un mini kit de costura en caso de que algo sucede con mi vestido, que si ha pasado, entonces prefiero llevar todo, mejor ir preparada que andar perdiendo tiempo en mi viaje en ir a supermercados o tiendas departamentales.
A principios de marzo que la pandemia se venía con fuerza con todas las consecuencias que tú y yo conocemos, el viaje planeado fue cancelado, pero sin embargo empecé a viajar de otra manera, te explico en las siguientes líneas.
Cuando el aislamiento social llego a tocar mi puerta, empecé a dar vueltas entre mi sala, la cocina, mi recamara, el patio; lugares donde nunca había estado más de 10 minutos, entonces encontré algunos lugares favoritos como el porche, donde puedo apreciar la belleza de las montañas; o la sala, donde observo el atardecer mientras escucho música.
Nunca antes había viajado en mi propia casa, soy una mujer que le apasiona socializar y convivir; mi trabajo en los medios de comunicación como locutora, presentadora y conductora dan como resultado viajes y una vida social activa. De hecho, una frase muy particular de mi madre es «a ti te pica la casa» y lo dice porque siempre estoy en la calle, y así era hasta que llego la cuarentena fue cuando cambio por completo mi vida.
Entonces empecé a viajar dentro de mi propia casa, a descubrir lugares que no conocía, a observar detenidamente cosa que antes no hacía, por ejemplo, ni siquiera me había dado cuenta que en el patio de mi casa había flores, o que desde el porche se puede ver la ciudad en la obscuridad que brilla con su flamante destello, ni tampoco conocía esa esquina de la habitación de los invitados que ahora he tomado como cuarto de maquillaje con luz natural solo abriendo las cortinas y recargándome de vitamina D, poco a poco cada día el viaje tenía un sabor distinto.
La cocina es el lugar de creaciones, se ha convertido en un laboratorio de prueba y error en diferentes recetas, desde disfrutar hacer un pastel o una buena pasta con pesto. Viajar dentro de mi hogar se ha convertido en una arte, he encontrado nuevos sabores, colores y formas de vivir. Súmale a esto que tengo un mes y 13 días en mi casa sin salir, solo he ido al mercado por comida o al dentista.
Te cuento; soy originaria de Ensenada, Baja California donde los mariscos son el platillo característico y típico. Los camarones al mojo de ajo, los tacos pescado, el callo de hacha han sido los protagonistas de algunas recetas y de esta manera he viajado a mi ciudad natal sin tomar un vuelo.
Algo que disfrutó mucho cuando hago un viaje son los paisajes, las maravillas de la naturaleza, los lagos, las playas, las cascadas, un amanecer, y lo sigo haciendo, pero ahora no tengo que salir de mi casa para apreciar una luna llena, un atardecer espectacular y me las he ingeniado hasta para viajar al mar y eso que en Utah no hay playa, pues pongo música relajante y veo imágenes de Santorini, Cancún o Hawái en mi celular, se que es una forma distinta de acariciar el mar pero se puede, eso funciona, me relaja y viajo al compás de la música.
Te preguntaras hasta este punto ¿Por qué me apasiona viajar? Me he dado cuenta que el salir de nuestra zona de confort, se ponen en práctica varias habilidades y talentos que a lo mejor desconocías, y eso te hace tomar mejores decisiones de forma más acertadas en tu vida cuando regresas de ese viaje.
Entonces has escuchador que viajar te convierte en una persona más tolerante y respetuosa, ¡Así es! Porque al ver a otra cultura, conocerla, te mueve algo interno y entonces viene el cambio; a lo mejor ni te das cuenta pero ocurre; o que mejoramos nuestras relaciones, convivir con nuestra familia, amigos o pareja, nos muestra o lo más bello de una persona o lo más terrible.
Ocurre un proceso interno donde valoramos a nuestra familia, amigos, conocidos, les damos un trato especial, te das cuenta que en lugar diferente somos vulnerables y entonces lo único que te respalda es la gente que te ama. Aunque también puedes encontrar ayuda en personas desconocidas y me ha pasado, mayor razón para hacer nuevos amigos, es alguno de los beneficios de emprender un viaje; esas amistades que conoces en un aeropuerto o una tienda y la vida te puede sorprender cuando ellos se quedan contigo toda la vida.
Haz escuchado que viajar reduce el estrés y como no, si estamos con la adrenalina a todo lo que da desde que pisamos esa nueva ciudad así que también mejora la inteligencia emocional, que es súper importante para tomar decisiones correctas, ahora si tocamos el punto de la creatividad y no se diga de que te recarga energías.
Entonces te quedas pensado y crees que ya no podremos disfrutar de tantas cosas hermosas que tienen viajar. Pero ahora te invito hacer un viaje interno dentro de tus emociones pensamientos, creencias, declaraciones, de tu amor interior, de esa fuerza que todos tenemos a empezar hacer conciencia que los mejores viajes podemos vivirlos sin tener que comprar un ticket de avión.